El calor tiene un efecto negativo en las bacterias probióticas.
La mayoría de las cepas probióticas, como Lactobacillus, Bifidobacterium y Streptococcus, son sensibles al calor y requieren almacenamiento en frío para una óptima supervivencia durante su almacenamiento.
Sin embargo, existen formulaciones que permiten el almacenamiento a temperatura ambiente por períodos limitados para las siguientes cepas: Lactobacillus acidophilus, Bifidobacterium bifidum, Lactobacillus casei, Lactobacillus rhamnosus y Saccharomyces boulardii.
El almacenamiento a temperaturas superiores a 25°C típicamente degradará la mayoría de las cepas probióticas.
No obstante, ciertos probióticos formadores de esporas no requieren almacenamiento en frío y pueden sobrevivir a diversos desafíos ambientales, incluyendo el ácido del estómago. Estos incluyen:
Las cepas de Bacillus, en particular, pueden resistir temperaturas de hasta 70°C, tolerar el ácido del estómago y permanecer extremadamente estables.
Los probióticos pueden ser protegidos de manera efectiva de la humedad al empaquetarlos en papel de aluminio o en botellas con deshidratantes integrados.
Es preferible que el empaque no sea transparente, ya que la luz solar podría afectar negativamente al producto probiótico
El empaque de alta calidad y resistente a la humedad es esencial para los productos que contienen probióticos para asegurar su estabilidad y efectividad.
A pesar de la amplia variedad de probióticos disponibles, los ensayos clínicos suelen realizarse únicamente en cepas bacterianas individuales para demostrar sus efectos beneficiosos específicos.
Un producto que contiene una mezcla de muchas cepas bacterianas generalmente no produce efectos que sean la suma de todas las cepas de la mezcla.
Además, los productos de cepas mixtas rara vez se someten a pruebas clínicas debido al alto costo involucrado.
Las diferentes cepas bacterianas en un solo producto pueden complementarse o interferir entre sí.
En general, tomar una decisión informada implica comprender tus necesidades probióticas específicas, identificar una cepa adecuada y optar por un producto de una sola cepa o uno con un número limitado de cepas.
Algunas vitaminas y minerales pueden ser reactivos y afectar negativamente la estabilidad o colonización de los probióticos.
Para las personas con intolerancia a la levadura de cerveza, es importante notar que algunas formulaciones probióticas incluyen vitaminas del grupo B derivadas de la levadura de cerveza concentrada.
Una vez más, ¡lee la etiqueta con atención!